Jorge Javier Pilatos Várquez
La telebasura es vanidad disfrazada. La desnaturalización de lo real a través de lo fatuo. El órdago al buen periodismo. Una oportunidad para que lo vulgar triunfe y la verdad se desdibuje.
Esta semana hemos sido testigos de la enorme repercusión de los primeros capítulos de una serie emitida en Telecinco titulada 'Rocío, contar la verdad para seguir viva'. De una forma planificada se nos impuso una versión de los hechos utilizando el relato doloroso en primera persona de Rocío Carrasco, ejerciendo Jorge Javier Vázquez de 'magistradopresentador'. En un tema de enorme relevancia social, los responsables del programa no dudaron en realizar un juicio paralelo sin el menor rubor. En su puesta en escena dinamitaron el principio de contradicción, los tertulianos del programa defendieron su nueva posición en favor de Rocío con la misma vehemencia con la que habían defendido durante meses la contraria. Asistimos a la instrumentalización y la mercantilización del dolor de una persona sin que nadie pudiera poner freno a tal ejercicio de cinismo. Para colmo la ministra de Igualdad se sumó a este despropósito sin conocer lo que dictó en su día la Sección 27 de la Audiencia Provincial de Madrid. Es propio de la telebasura no estar interesada en causa social alguna, sólo necesita de excusas para blanquear sus objetivos económicos. Por desgracia, las víctimas en este tipo de programas pasan de ser las protagonistas a convertirse en los productos de consumo para una audiencia que se convierte en un jurado popular. Las garantías procesales que en la Justicia son esenciales en la telebasura se desprecian.
Jorge Javier Pilatos Vázquez es el rostro actual de la telebasura en España. Prefecto de esta serie, cedió por enésima vez a los intereses de los saduceos de la productora que le paga y se lavó sus manos manchadas sin rubor alguno. Alea iacta est (la suerte está echada).