Donde el corazón te lleve
El corazón narra con latidos la intimidad del hombre. Los días y las noches no dan tregua al relato que, a golpe de latido, debe escribir el corazón hasta su punto final. Babilonia le concedió al hígado el trono de la sabiduría del cuerpo humano, y no fue hasta la cultura egipcia cuando el corazón se convirtió en el órgano central de la vida y asiento del alma. El pueblo de Israel asumió las bondades del corazón y le añadió palabras bellas y metáforas eternas que hicieron que Occidente lo tenga en el lugar privilegiado actual.
Nuestra cultura nos ha mostrado la intimidad del corazón, su sabiduría, su delicadeza, su amor, su dolor, sus ansias de eternidad. La ciencia, desde las investigaciones de Andrés Vesalio, Miguel Servet y William Harvey, no ha dejado de asombrarse de la anatomía, fisiología y patología de órgano tan principal, dando noticias esperanzadoras siempre para el hombre.
Sabemos que las emociones necesitan un determinado ritmo cardiaco para que sean humanas y nos sean reconocibles, y cada vez más investigaciones ponen de manifiesto las entretelas de esta relación especial entre la psique y el corazón.
Cuando se alcanzan los límites de la ciencia y queremos seguir caminando, debemos seguir la lógica del corazón para seguir escribiendo nuestro relato único.