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Cuestión de honor

<div style="text-align: justify;"> El honor es el alma del deber. Es la opci&oacute;n revolucionaria del que sirve. Sin honor, no hay vida elevada. La honra nunca encontr&oacute; acomodo &nbsp;entre monedas y prefiri&oacute; siempre el bolsillo del sencillo. Las sociedades encuentran sus cimientos en el honor de los hombres con poso, y caminan al desfiladero cuando &nbsp;desprecian la belleza sencilla de la honra.</div> <div style="text-align: justify;"> La pol&iacute;tica actual tiene mimbres podridos y le resulta muy dif&iacute;cil poder sostener el peso del honor. Las democracias respiran a trav&eacute;s del ejercicio honrado de sus pol&iacute;ticos pero no soportan el mal olor de la corrupci&oacute;n. A pesar de que la democracia ha dado muestras suficientes de tener grandes tragaderas, y una memoria fr&aacute;gil, para poder seguir encarando el d&iacute;a a d&iacute;a, se resiste a digerir en esta etapa de vestidos transparentes, el plato de la corrupci&oacute;n. La sociedad perdona el error, disculpa la tozudez y la miop&iacute;a, convive con la imperfecci&oacute;n, pero no olvida al que prefiri&oacute; los oropeles del dinero antes que el peso de sus obligaciones.</div> <div style="text-align: justify;"> La pol&iacute;tica catalana hace a&ntilde;os que &nbsp;convirti&oacute; su melod&iacute;a compleja en un estribillo de disco rallado. Su letra independentista recurrente invita s&oacute;lo a unos a bailar y excluye al resto. El &ldquo;seny&rdquo; catal&aacute;n siempre admiti&oacute; matices y construyo puentes entre los diferentes. Una de las tragedias del independentismo en cualquier lugar del mundo es que entierra la figura del adversario pol&iacute;tico y s&oacute;lo le concede sitio al amigo, y por ende, al enemigo. El adversario en democracia es una figura trascendental, que permite que se discutan las diferencias sin tener que recurrir ni a la violencia ni a la ley de la selva. Un adversario puede ser un oponente hoy y un aliado ma&ntilde;ana, pero en cualquier caso siempre es un compa&ntilde;ero de viaje necesario. En la pol&iacute;tica de la exclusi&oacute;n, no hay sitios para los adversarios y eso es un drama de consecuencias todav&iacute;a poco sopesadas.</div> <div style="text-align: justify;"> El oto&ntilde;o catal&aacute;n no cont&oacute; con su verano previo. Hemos conocido en estos d&iacute;as que Jordi Puyol, figura omnipresente en la pol&iacute;tica catalana durante todos estos a&ntilde;os de democracia reciente, cedi&oacute; a la tentaci&oacute;n del color del dinero y se adentr&oacute; en el laberinto de la corrupci&oacute;n. El que fue llamado &ldquo;molt honorable president&rdquo;,ha introducido al tren independentista en una v&iacute;a muerta. La pol&iacute;tica real &nbsp;finalmente ha sido una cuesti&oacute;n de honor.</div> <div> &nbsp;</div>