#FuerzaPaquirri
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Torear es vivir sin red. Despreciar el camino seguro, perseguir la verdad, amar la vida. Para ser torero hay que ser especial. La mayoría de los mortales no tenemos los arrestos suficientes para ganarle con nuestra inteligencia la batalla a la brutalidad de una fiera como es el toro. El sacrificio del torero llama a los espíritus empeñados en las grandes conquistas para los hombres. Su ascesis sigue siendo necesaria en una sociedad frágil como la nuestra, adocenada y depilada, que se conforma con lo vulgar y lo sencillo. Someter a la fiera con la inteligencia y con el valor, con la pretensión de encontrar elementos artísticos en la lidia, para compartir con el público y transmitir una emoción sobrecogedora, es el fin ultimo del oficio del toreo.</p>
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En los días de calor y pasmo, los amantes de la libertad asistimos con tristeza al planteamiento de algunas personas del movimiento animalista, que aprovechando la debilidad de nuestras instituciones y partidos políticos, pretenden acabar con el rito taurino en España. Su objetivo no son los toros, es la anulación del diferente, la apuesta por el pensamiento único radical, disfrazado con cosmética y bisutería “intelectualoide”. Llaman sin disimulo asesinos a los toreros con la rabia del discurso revanchista propio de los totalitarismos.</p>
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En Huesca el toro “Traidor” hirió de gravedad al maestro Francisco Rivera Ordóñez “Paquirri”, y algunos miserables deseaban la muerte al diestro a través de las redes sociales.</p>
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Ocurre este desorden social en la España que liquida a nuestra cultura y nuestro proyecto común, con los gritos de lo vulgar y lo totalitario.</p>
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Desde el amor a la libertad y el respeto a quien se juega la vida en el albero, yo grito #FuerzaPaquirri. España necesita muchos Franciscos Rivera Ordóñez “Paquirri”.</p>