La orfandad de Carmena
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Madrid es la ciudad de los cien días y las quinientas noches. Con palabras proféticas, Sabina cantaba en San Isidro: los pájaros visitan al psiquiatra, las estrellas se olvidan de salir,
la muerte viaja en ambulancias blancas, pongamos que hablo de Madrid.</p>
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Han bastado sólo cien días para desnudar a Carmena. Tras la derrota de Ahora Madrid en las pasadas elecciones municipales de Mayo, en las que obtuvo veinte de los cincuenta y siete concejales de su pleno, sólo el edil socialista Carmona con el apoyo de su partido, pudo hacer posible lo imposible.</p>
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Carmena ni en sus mejores sueños podía albergar la idea de abandonar su placentera jubilación para gobernar una ciudad tan compleja como Madrid de la mano de los jóvenes de Podemos.</p>
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Pablo Iglesias tenía pensado para alcalde de Madrid a Juan Carlos Monedero. Las consultorías millonarias internacionales del profesor y su obediencia al régimen de Maduro, le hicieron caer muy rápido, y así despejar el camino a la jubilada magistrada. Si no estaba Monedero, Iglesias no quería fiarle las siglas de su partido a nadie al que no pudiera de alguna forma controlar. Blandeando en tablas, dejó que creciera Ahora Madrid, y que todos sus chicos rebeldes sostuvieran el edificio que no podía sostener la señora Carmena.</p>
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Llegados al poder, Carmena queda alejada de la gestión real del día a día, y son sus concejales, tan entrenados en la algarabía estudiantil y sus movidas anti-sistema, los que comienzan a gobernar. Su papel pasa a ser anecdótico, y los chicos se quedan con las llaves del cortijo. Carmona es consciente de la jugada en la primera semana de gobierno, y sólo se cae de su caballo cuando Pedro Sánchez lo baja del mismo. Se queda sin valor, sin portavocía, sin gobierno, sin credibilidad y sin televisión.</p>
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Carmena en el gobierno de Madrid se parece a Felipe Mújica en el de Uruguay. Una persona mayor a la que se la respeta en las formas, pero a la que se le aparta de las labores ejecutivas de gobierno.</p>
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Sus promesas electorales son papel mojado sólo en tres meses, sus ocurrencias y dislates llenan los titulares de las cabeceras de los informativos y sus servilletas con el mapa de Madrid hacen pequeño el chiste de la “cup of coffee” de Ana Botella.</p>
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Arremete contra la prensa y proclama su orfandad en sus primeras cien días de desgobierno. Yo si fuera ella, me sentiría huérfana, pero en su propio partido político.</p>