Romance del disco duro

Escrito en 14 Febrero 2016.

Grande rumor se levantó de gritos, con estampa triste y voces en edificios exquisitos. Entró un varón uniformado con un papel del juzgado, en busca del disco duro soñado. Vieron al soberbio mozo con el rostro airado, y sin ser su requerimiento colmado. A dónde estás, objeto tan buscado, gritó el desdichado, todo envalentonado, mientras se despedía sin su recado acabado. En época como ésta con tanto desespero, con los morados huyendo del gallinero, el centro derecha no sale de su avispero. La historia que ahora les cuento es la de una refundación a palos que deben acometer los que un día en Sevilla se convirtieron en azules, y no supieron expulsar a tiempo a sus gandules. Muchos fueron los servicios y los años de bonanza conseguida, que por mor de unos ladrones han sido olvidados en un día. En la política se adula con el adjetivo, y cuando las cañas se tornan en lanzas, los ciudadanos recriminan con el imperativo. Nuevas mercedes deberán ponerse a construir lo que algunos como un solar han dejado antes de huir. Millones de electores se quedan huérfanos, cansados de meninas y donceles, porque ya no soportan a más menganos. La corrupción en España es como una  ardilla que puede recorrer nuestra piel de toro saltando de administración en administración sin sufrir ni un moratón. Muy bien siempre fue la acogida de la fraudulenta mordida, que ya uno no distingue el trigo de la paja ni la faja. Tiempo van a necesitar los que ahora quieren construir, con el afán de mejorar, refundar, y de veras concluir, el espacio nuevo que muchos españoles se empeñan en pedir, limpio y decidido a grandes ideales servir. Miedo dan los días que han de venir, que aun siendo del todo necesarios,  en muchas ocasiones nos harán sufrir. Los juglares siempre estuvieron prestos a contar las desventuras de un tesorero, que fue mucho más que un cajero, y que sobre discos duros escribió tratados muy oscuros.  A dónde  estás disco duro, que tanto daño has hecho a partido tan maduro. Ruego aparezcas para que tus hazañas no se conviertan en novelescas, y así no dilatar la venida del centro derecha nuevo que ha de llegar. Con mi verso seguiré cabalgando, buscando venturas donde a diario ando, con la esperanza de que queden caballeros que sin miedo al futuro entonen  discursos sin lanza y con variados recursos. A mi los Rodrigos y los Telmos, caballeros y poetas, grandes hazañas os aventuro, a pesar de que todo comenzó con un miserable disco duro.