Del error al horror
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La equivocación desnuda al hombre. Lo deja en pelotas. El error no destruye ni construye al hombre. Todo lo contrario, lo constituye. La libertad humana ha fabricado un producto derivado complejo denominado error que en demasiadas ocasiones no sabemos que hacer con él. A los sencillos, les ayuda a no aspirar a lo complejo, a los virtuosos a saberse poco, a los inteligentes a crecer, y al común de los mortales. a querer ocultarlo o disfrazarlo.</p>
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Esta semana hemos tenido taza y media de equivocaciones. Ninguna de ellas invitó a los malheridos protagonistas a entonar el “mea culpa”, simplemente fueron a la tienda de disfraces y nos quisieron tomar por tontos. Nosotros por suerte los hemos seguido viendo desnudos.</p>
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El problema de la sanidad pública tiene demasiadas arrobas para ser entendido por el diputado “anarosa” de Málaga. Intentó encontrar el atajo del protagonismo estéril, abriendo el debate ficticio del cambio de nombre del hospital “Carloshaya” y se topó con la realidad del sentido común de los ciudadanos. No estamos para poner tiritas en la herida grave que tiene la sanidad.</p>
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En estos tiempos de monarquía sin yate y con muletas, la Agencia Tributaria ha centrado un balón que le ha servido para encajar un gol en propia meta. El enjuto ministro Montoro, en plena campaña de la Renta 2012, se adentró en el laberinto del error y ahora no encuentra la salida. Millones de datos construyen una Hacienda compleja que reclama el recargo de los 50 euros que no declaramos pero que se muestra miope y torpe con los ciudadanos con “dni” de dos cifras. La transparencia en este caso es entendida como una sucesión de ropajes que intentan ocultar la herida abierta de una investigación que huele demasiado mal.</p>
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Los banqueros son objetivo cotizado en esta España de preferentes e hipotecas con suelo. El juez Elpidio José Silva metió en la cárcel al señor Blesa, y sus superiores le han enmendado la plana. No ha llegado el momento de hacer la causa general de los responsables de tanto desvarío económico de la España del despilfarro, y posiblemente antes empuren a su señoría que se está aliviando en el burladero particular de su juzgado.</p>
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El error es un camino demasiado conocido por todos, pero por favor no pasemos del error al horror.</p>