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El tercer Muñoz

<p style="text-align: justify;"> El penal de Alhaur&iacute;n es la met&aacute;fora de la Espa&ntilde;a fallida. La del exceso y la corrupci&oacute;n con olor a ladrillo y billetes de quinientos euros en bolsas de basura. El cohecho, la malversaci&oacute;n de caudales p&uacute;blicos, la prevaricaci&oacute;n y el tr&aacute;fico de influencias en Marbella fueron conocidos por todos a trav&eacute;s del buc&oacute;lico caso Malaya, del que conocimos sus inicios en Noviembre de 2005, y que pas&oacute; por tres fases o actos como las buenas tragedias.</p> <p style="text-align: justify;"> Tras haber estado por un tiempo perdidos en su laber&iacute;ntica instrucci&oacute;n y en la vor&aacute;gine de la nueva &nbsp;justicia paralela de los plat&oacute;s de televisi&oacute;n, este pasado viernes hemos tenido noticia de uno de sus protagonistas principales: Juli&aacute;n Mu&ntilde;oz.</p> <p style="text-align: justify;"> Enfermo, atormentado, con la cabeza inclinada, l&aacute;grimas en los ojos, temblor en sus manos y paso inestable, sal&iacute;a de la c&aacute;rcel de la localidad malague&ntilde;a a la cuatro de la tarde, sin honor y sin hacienda, solicitando el perd&oacute;n de los damnificados por sus delitos. Sus hijas y allegados le ofrecieron raudos, tras la barrera &nbsp;de seguridad, el calor que la c&aacute;rcel siempre retira. Los periodistas que lo esperaban se encontraron con el discurso del hombre derrotado y vencido, que s&oacute;lo aspira a la clemencia que todo ser humano desea en sus horas m&aacute;s bajas.</p> <p style="text-align: justify;"> Su pueblo natal abulense conoci&oacute; al primer Juli&aacute;n Mu&ntilde;oz, lleno de vigor, juventud y sue&ntilde;os. Marbella descubri&oacute; al segundo, en sus a&ntilde;os de poder y excesos, y finalmente la c&aacute;rcel ha parido al tercer Mu&ntilde;oz.</p> <p style="text-align: justify;"> Independientemente de su perfil de v&iacute;ctima para algunos o de verdugo para la mayor&iacute;a, su vida ha sido la&nbsp; del fiel reflejo del gigante con pies de barro que la corrupci&oacute;n urban&iacute;stica vomit&oacute; en tantos lugares de Espa&ntilde;a. La trampa, el enga&ntilde;o y el delito siempre empeque&ntilde;ecen a las personas y lastran el bienestar de&nbsp; los pueblos. Las consecuencias de la corrupci&oacute;n hipotecan el futuro de los proyectos que construimos para crecer, por lo que no debemos nunca cejar en el empe&ntilde;o de perseguirla y de retirar a sus responsables de la vida p&uacute;blica.</p> <p style="text-align: justify;"> Ayer nos topamos con&nbsp; el derrotado tercer Mu&ntilde;oz que quiere encontrar en su nueva situaci&oacute;n penitenciaria la dignidad que perdi&oacute; cuando fue poderoso. Intentar&aacute; encontrar en estos d&iacute;as de horas con minutos y sin rejas, sentido a las palabras de Borges que dec&iacute;an: la derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce.</p>