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El barrio de (des)Gracia

<p style="text-align: justify;"> Barcelona es la hija adolescente de la nueva Catalu&ntilde;a. Sin rastro ni de Vicky, ni Cristina ni del mism&iacute;simo Woody Allen, la ciudad dibuja su nuevo contorno con las luces de las llamas. Su distrito de Gracia cada noche se convierte en una ciudad sin ley, sin orden, y sin democracia, donde rige la ley del m&aacute;s fuerte.</p> <p style="text-align: justify;"> Seg&uacute;n la investigaci&oacute;n policial las calles de este barrio se mantienen en el caos gracias a la acci&oacute;n coordinada y planificada de tres tipos de grupos de la izquierda radical: anarquistas, comunistas antifascistas e independentistas revolucionarios.</p> <p style="text-align: justify;"> Lejos de los rasgos que&nbsp; hac&iacute;an diferente y bohemio a este distrito tan c&eacute;ntrico barcelon&eacute;s, estos nuevos grupos totalitarios a trav&eacute;s de la violencia imponen sus nuevas se&ntilde;as de identidad al margen de la democracia y sirven de avanzadilla para otros grupos de ideolog&iacute;a semejante.&nbsp; En estos d&iacute;as muchos recuerdan la est&eacute;tica de los a&ntilde;os de plomo de la &ldquo;kalebo roca&rdquo; en el Pa&iacute;s Vasco. Su denominado &ldquo;terrorismo de baja intensidad&rdquo; se adue&ntilde;&oacute; de un territorio que se les sustrajo a los dem&oacute;cratas, en connivencia con los grupos de la izquierda &ldquo;aberzale&rdquo; que les dieron cobijo pol&iacute;tico y facilitaron su asalto a&nbsp; los resortes de poder de la sociedad. Algo parecido est&aacute; ocurriendo en Barcelona seg&uacute;n los expertos, en un momento especialmente comprometido en lo pol&iacute;tico en Catalu&ntilde;a. En medio de un proceso de ruptura pol&iacute;tica con Espa&ntilde;a, con participaci&oacute;n en el gobierno de grupos pol&iacute;ticos revolucionarios y anarquistas, tanto en las instituciones de la ciudad como en las de la comunidad aut&oacute;noma, se observa con estupor e inmensa preocupaci&oacute;n que la democracia pueda ser tan f&aacute;cilmente doblegada.</p> <p style="text-align: justify;"> Los que entienden que estos hechos son s&oacute;lo unas algaradas de unos j&oacute;venes aburridos y cabreados porque ya no se les paga el alquiler de los locales que ocupaban il&iacute;citamente como el &ldquo;Banc Expropiat&rdquo;, tambi&eacute;n seguir&aacute;n creyendo que la Barcelona pastelosa de Woody Allen es la real.</p> <p style="text-align: justify;"> La pasividad de las instituciones y algunos de sus representantes pol&iacute;ticos en la ciudad, alargan los d&iacute;as y las noches de la Barcelona revolucionaria con la que algunos sue&ntilde;an y que muchos apoyan de una forma activa. El silencio estremecedor de una gran parte de la sociedad catalana frente a estos hechos infunde en muchas ocasiones m&aacute;s preocupaci&oacute;n, que la intensidad de los gritos de los anarquistas.</p> <p style="text-align: justify;"> Frente a las derivas totalitarias exigimos m&aacute;s democracia; frente al desorden, la ley; frente a la connivencia, la repulsa; frente a la dictadura de la fuerza, solicitamos la libertad de la dignidad; frente a la desgracia, la gracia de la justicia y la bondad.</p>