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Rajoy en el Jordán

<p> El aburrimiento es el infierno de la pol&iacute;tica. En Espa&ntilde;a llegamos a una situaci&oacute;n de hartazgo y par&aacute;lisis institucional, que hizo a muchos creer que daba igual que hubiera o no gobierno en nuestro pa&iacute;s. La relevancia del papel del gobierno en una democracia como la nuestra pens&aacute;bamos que estaba fuera de duda, hasta que algunos grupos pol&iacute;ticos hicieron de la inestabilidad su raz&oacute;n de ser. Este s&aacute;bado parece que esta irregular situaci&oacute;n llegar&aacute; a su fin. La desafecci&oacute;n a la pol&iacute;tica nunca puede ser una buena noticia para un pa&iacute;s que quiere ser due&ntilde;o de su destino. Parece que por fin algunos pol&iacute;ticos &ldquo;han pasado por el abismo de lo serio&rdquo;, como dec&iacute;a Max Jacob, y han manifestado la madurez pol&iacute;tica que se les supon&iacute;a.</p> <p> Para ser un gran presidente de gobierno, primero hay que ser simplemente presidente. Eso pensar&iacute;a Rajoy en los largos d&iacute;as de espera para su segunda investidura. Los &uacute;ltimos comicios electorales conformaron un parlamento m&aacute;s acorde con la realidad actual espa&ntilde;ola, en la que no existe una mayor&iacute;a social que apoye s&oacute;lo a un partido pol&iacute;tico y que exige que comience a prevalecer la costumbre del pacto desde la diferencia. Parece que el mandatario popular se ha presentado a la c&aacute;mara con el &aacute;nimo renovado de ser consecuente a la nueva realidad parlamentaria, y como si del Jord&aacute;n viniera, quiere mostrar su lado m&aacute;s dialogante. &Eacute;l, en estos d&iacute;as, se ha empe&ntilde;ado en recordar que siempre tendi&oacute; la mano cuando era ministro. Veremos lo profundo de su reconversi&oacute;n, cuando ma&ntilde;ana domingo presente a su nuevo consejo de ministros. Todos confiamos en que no sea un gabinete plagado de amigos como en el anterior (Soria, Margallo, Fern&aacute;ndez D&iacute;az y Pastor). Aspiramos a que tenga vida m&aacute;s all&aacute; de la tensi&oacute;n que se generar&aacute; cada viernes entre Soraya S&aacute;enz de Santamar&iacute;a y Mar&iacute;a Dolores de Cospedal, porque ya nos agota. En algunas quinielas aparecen bien posicionados los fontaneros de Moncloa, como Jorge Moragas o Carmen Mart&iacute;nez Castro, y alguno de los &ldquo;sorayos&rdquo;. Ojala no caiga en esa tentaci&oacute;n el presidente del gobierno, ya que lo alejar&iacute;a de la nueva realidad.</p> <p> El PSOE tiene que hacer ahora su traves&iacute;a del desierto, tras su aventura del &ldquo;no es no&rdquo;. Tendr&aacute; que aplicarse seriamente en construir un nuevo discurso menos radical y m&aacute;s responsable.</p> <p> Podemos est&aacute; abierto en canal, y la victoria reciente&nbsp; de Errej&oacute;n en Madrid traer&aacute; consecuencias en breve. Pablo Iglesias es un mal poeta en la tribuna, y sus palabras no pudieron ni coagular su discurso mediocre.</p> <p> Qui&eacute;n nos iba a decir a nosotros que al final esto iba a versar sobre Rajoy y el Jord&aacute;n.</p> <p> &nbsp;</p>