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Platero en el parlamento

<p> La poes&iacute;a es el altavoz del alma. Los versos pudiendo s&oacute;lo quedarse con la verdad, se empe&ntilde;an en buscar su rima. Un poema representa la belleza contenida de una lengua. Es grande el g&eacute;nero que transform&oacute; al asno, el borrico, el rucio, al jumento, al pollino, al gara&ntilde;&oacute;n, el onagro y al rucho en Platero.</p> <p> En Espa&ntilde;a&nbsp; al Platero peque&ntilde;o, peludo y suave, lo dejamos suelto y se fue al prado. All&iacute; acarici&oacute; tibiamente con su hocico, roz&aacute;ndolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas. En su regreso, sus&nbsp; ojos &nbsp;duros cual dos escarabajos de cristal negro, se detuvieron intrigados en la nueva prosa&nbsp; de la reci&eacute;n estrenada legislatura espa&ntilde;ola.</p> <p> La pol&iacute;tica el pasado jueves, mientras Felipe VI le&iacute;a su discurso, devolvi&oacute; a Platero a su naturaleza animal. Lo po&eacute;tico y elevado del borrico dio paso a lo zafio, rudo, tosco, ordinario, bruto, indelicado, torpe, necio, ignorante, inculto y rudo del pose de algunas de sus se&ntilde;or&iacute;as, que sin mostrar el pelo de sus lomos s&iacute; que descubrieron lo vulgar de sus versos, y pudiendo elegir ser Platero, prefirieron ser carne de tuiteros.</p> <p> La cultura democr&aacute;tica no debiera ser un tema menor para los pol&iacute;ticos. Representa la experiencia en el respeto al que piensa diferente, la aceptaci&oacute;n de los juegos de la mayor&iacute;as y el conocimiento de la historia del proyecto com&uacute;n. En resumen, va en consonancia a la relevancia que se le da al papel de las instituciones en el edificio democr&aacute;tico y que finalmente &nbsp;hace comportarse a un ciudadano como una se&ntilde;or&iacute;a.</p> <p> Quedarse s&oacute;lo en la denuncia, en la b&uacute;squeda del culpable, en la demagogia ventajista, sin nunca&nbsp; aspirar a formar parte de las soluciones, de entregarse al servicio de los intereses colectivos, de contenerse en la cr&iacute;tica y vaciarse en la generosidad, no s&oacute;lo muestra inmadurez&nbsp; en un pol&iacute;tico, sino analfabetismo democr&aacute;tico.</p> <p> El jueves un senador exhibi&oacute; &nbsp;una bandera del pasado que recordaba la divisi&oacute;n de &nbsp;los espa&ntilde;oles, un diputado port&oacute; un mensaje macarra en su camiseta, y algunos m&aacute;s despreciaron la urbanidad y el buen gusto, devolviendo as&iacute; a Platero a la cuadra. Prefirieron la gloria ef&iacute;mera de los ciento cuarenta caracteres o los segundos de un titular en el programa de televisi&oacute;n&nbsp; amigo, a la educaci&oacute;n. Despreciaron la belleza de la libertad del prado de la concordia y la lealtad institucional.</p> <p> Dice mi padre, que hoy cumple noventa a&ntilde;os, que siempre hay que aspirar a ser Platero antes de parecerse a un burro torticero.</p>