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Pisa no paga a traidores

<p> La educaci&oacute;n en Espa&ntilde;a se escribe con renglones torcidos. Rodeados de claustros, inspectores, consejos escolares, confederaciones de todo tipo, asociaciones de madres, de padres y de mediopensionistas, expertos en todo y de todo, a los maestros no les quedo otra que la de convertirse en profesores. De los tiempos del tienes m&aacute;s hambre que un maestro pasamos a los que pintas menos que un profesor. Por suerte para los pol&iacute;ticos, no es &eacute;ste un tema que preocupe a los ciudadanos como dice en sus diferentes oleadas el CIS. Eso les da un amplio margen para jugar y manosear tema tan complejo y relevante como es el de la educaci&oacute;n . Pueden poner el acento en los temas menores como la educaci&oacute;n para la ciudadan&iacute;a, o desviar el debate sobre la calidad en la ense&ntilde;anza, poniendo el foco en un tema tan sensible como el del la selectividad, casi sin ning&uacute;n costo electoral.</p> <p> Desde la famosa LOGSE, madre de la generaci&oacute;n espa&ntilde;ola m&aacute;s numerosa de &ldquo;ninis&rdquo;, hemos conocido todo tipo de leyes educativas que s&oacute;lo han generado huelgas estudiantiles y asombro por parte de los maestros.</p> <p> El &uacute;ltimo informe PISA ha vuelto a decirnos que nuestro sistema educativo lleva quince a&ntilde;os obteniendo los mismos pobres resultados, siempre por debajo de la media de los pa&iacute;ses equiparables al nuestro. El actual ministro del ramo se ha mostrado muy satisfecho ante este pobre resultado. A nadie le puede extra&ntilde;ar su reacci&oacute;n, cuando en Espa&ntilde;a estamos m&aacute;s interesados en quitar los deberes a los ni&ntilde;os que en escuchar la opini&oacute;n de los maestros.</p> <p> El nuevo mantra en la autodenominada comunidad educativa, es que la soluci&oacute;n a nuestros males educativos s&oacute;lo puede encontrarse de la mano de un gran&nbsp; pacto. Miedo me da ese gran acuerdo educativo. Entiendo que no es m&aacute;s que la excusa para seguir sin hacer nada por mejorar. Un acuerdo de m&iacute;nimos, donde lo relevante ser&aacute; opinable, y lo accesorio seguir&aacute; construyendo el manido discurso pol&iacute;tico en materia de educaci&oacute;n.</p> <p> Andaluc&iacute;a es un caso aparte. La realidad que reflejan los datos del &uacute;ltimo informe deber&iacute;an sonrojarnos y preocuparnos. Pero aqu&iacute; en el sur, intoxicados de tanta propaganda, nos insisten en que no es para tanto, que hay que matizarlos y contextualizarlos esos resultados. Voces cercanas a la pol&iacute;tica oficial andaluza educativa insisten en que estos indicadores no tienen en cuenta la asunci&oacute;n de valores ni el desarrollo del esp&iacute;ritu cr&iacute;tico en niveles obligatorios y que se extralimita &nbsp;en sus conclusiones sobre las pol&iacute;ticas de los gobiernos. No cabe un tonto m&aacute;s en nuestra tierra traicionando a la educaci&oacute;n.</p> <p> Por suerte, en el mundo serio, Pisa no paga a traidores.</p>